Esta es la historia de la persecución de un forajido de leyenda. Estas fotografías formaban parte del expediente del caso que había en la oficina del sheriff. No me pregunten cómo las tomaron; lo ignoro. Pero estoy bien seguro que el fotógrafo se jugó el tipo.
El porte del forajido aterroriza, embozado tras el
pañuelo y armado hasta los dientes.
Cuánta peligrosidad desprende.
Pero el sheriff, revolver en mano, no se
amilana ante tan siniestra pinta.
Por fin, tras rastrear durante kilómetros las huellas
de su caballo, lo tiene a la vista.
El forajido se revuelve. El sheriff debe
estar preparado para lo peor.
Al final el forajido desiste de atacar de frente
y se da a la fuga.
El forajido fue detenido y nadie resultó herido. Esta deteriorada fotografía del sheriff llevaba fecha en su reverso de 14 de septiembre de 1882, justo hace hoy 135 años.
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